Un Veterinario:
No es sólo
cuidar a los animales, es ante todo respetar
la vida de todos los que habitamos en este planeta y dignificar su
existencia. Es sobre todo amarlos,
no fijándose sólo en los patrones éticos de una ciencia médica.
Ser veterinario es acreditar la inmortalidad de la
naturaleza y querer preservarla siempre más bella. Es aproximarse a los instintos. Perder los miedos. Es ganar amigos de pelos y plumas,
que jamás te decepcionarán.
Ser veterinario es ser capaz de entender meneos de colas, arañazos cariñosos y
mordiscos de afecto. Es entender el lenguaje
corporal de los animales, pedidos mudos de ayuda, interpretar gestos y
actitudes de dolor, y conocer la forma
de aliviarlos.
Ser veterinario es tener el coraje de penetrar en un mundo diferente y ser igual. Es tener
capacidad de comprender gratitudes
mudas, más sin duda alguna, las únicas verdaderas. Es oler el aliento de un
cachorro lactante y recordar su propia niñez.
Ser veterinario es convivir lado a lado con enseñanzas profundas sobre amor y vida. Es participar diariamente del milagro de la vida.
Es convivir con la muerte, saber que es definitiva, pero no siempre
desagradable.
Para
ti que alivias el dolor de los que no se expresan con palabras sino
con maullidos, mugidos, balidos, relinchos, cacareos y ladridos queremos agradecerte por esta hermosa labor y
por seguir trabajando día a día por el bienestar de los animales.
Foto tomada de: http://www.formacionunicampus.com/cursos/especializacion-profesional/area-veterinaria/curso-de-auxiliar-de-clinica-veterinaria/
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